Nuestro Padre Jesús del Silencio

La imagen de Nuestro Padre Jesús del Silencio es atribuida de forma pública a D. Antonio del Castillo de la escuela antequerana, discípulo de Pedro de Mena. Data de finales del siglo XVII o principios del XVIII. Atribuible a la Escuela Granadina de Mena.
Está realizada en madera de pino. Presenta a Cristo ligeramente inclinado por el peso de la Cruz, que carga en el hombro izquierdo. Cabeza girada ligeramente a la derecha, mirada baja. Lleva melena de pelo natural. Fue restaurada en 1.981 por D. José Rodríguez Rivero-Carrera. En el 2.001 fue  restaurada por D. Rafael Rivera Valle, catedrático de bellas artes de la Universidad de Córdoba
Santísimo Cristo de la Redención
La imagen del Santísimo Cristo de la Redención es de autor desconocido. Data de finales del siglo XVI o principios del XVII. Esta realizado en madera de cedro.
De estilo manierista, presenta a Cristo muerto en la cruz, cabeza hacia el lado derecho, brazos colgados del travesaño y manos abierta.
En el año 2014 fue restaurado en el taller conservador-restaurado de D. Salvador Guzmán Moral. Esta restauración ha sido posible gracias a las donaciones de hermanos, devotos y de la Fundación Puerta de América.
María Santísima del Amor
La imagen de María Santísima del Amor no tiene autor documentado, aunque puede atribuirse casi con toda seguridad a la gubia de Diego Roldán Serrallonga, nieto de Pedro Roldán "El Viejo", y sobrino de Luisa Roldán, "La Roldana". Su ejecución está fechada hacia 1.752, ya que se expone por primera vez al culto coincidiendo con la bendición de la Iglesia de San Francisco, que tuvo lugar el 26 de agosto del mismo año.
Está realizada en madera de pino la mascarilla y de pino oregón el candelero. Presenta la cabeza inclinada hacia la derecha, ojos de cristal pintados, mirada hacia arriba, pestañas postizas, cinco lágrimas de cristal, boca entreabierta y dientes superiores tallados en nácar. Tiene las manos extendidas.
San Juan Bautista de la Salle
San Juan Bautista de la Salle nació el 30 de abril de 1651 en Reims (Francia). Un mundo muy diferente al nuestro. Era hijo de una familia adinerada en la Francia de hace 300 años.
De la Salle fue ordenado sacerdote a los 27 años. Dios le llevó, de compromiso en compromiso, a hacerse responsable de la educación de los niños pobres, llamándole a entregar sus riquezas a los pobres y abandonar lo que podría haber sido una prometedora carrera. Juntó a un grupo de jóvenes a su alrededor y, con su ayuda, abrió escuelas gratuitas. Empezaron a vivir en comunidad y tomaron el nombre de Hermanos de las Escuelas Cristianas (ahora conocidos generalmente como Hermanos de la Salle) porque iban a ser hermanos de los jóvenes, de Jesús y también unos de otros. Dedicarán toda su vida a ayudar a los jóvenes a descubrir la cultura y el Reino de Dios, por sí mismos.
De la Salle invitaba a los alumnos a crecer en el conocimiento de la presencia de Dios en sus vidas. A través de este espíritu de fe, quería descubrir cómo todo lo que ocurre puede hablar del cuidado amoroso de Dios hacia cada uno. Promovía, de esta manera, una forma de ver el mundo y un creciente sentido del caminar en la presencia de Dios.